Una máquina lectora de contexto

Desde mediados del siglo XX el término contexto (contextual, contextualismo) entró al mundo de la arquitectura como parte de la primera crítica sustancial a la práctica moderna. Arquitectos y teóricos comenzaron a actuar en contra de la actitud de tabula rasa de la arquitectura moderna de la primera parte del siglo. El término (o sus derivados) era muy claro en esos momentos, su incursión en la teoría y el diseño parecía lo indicado. Con el tiempo este, como otras palabras que se adoptaron en la arquitectura durante el Movimiento Moderno, forma parte importante del léxico arquitectónico actual.

Hoy en día el contexto (palabra y concepto) es parte del quehacer diario de la arquitectura, se da por hecho. Algunas veces se le da mucha importancia, algunas otras no. En la mayoría de los casos al hablar sobre él se le toma en cuenta como la combinación entre el entorno físico-ambiental, un poco de historia y una que otra característica más. Pero, ¿no es el contexto más que eso? Suele decirse que hay que estudiar y respetar el contexto al momento de diseñar, pero no se tiene muy claro lo que esto significa y si no se reflexiona, no se puede saber si beneficia o perjudica al diseño arquitectónico.

¿Qué es el contexto? ¿Cómo se conforma? ¿Cómo se identifica y cómo se estudia? ¿Cuál es la relación de la arquitectura con él? ¿Por qué ocupa un papel tan importante en la disciplina? ¿Cómo puede usarse en procesos creativos y de diseño? ¿Qué es ser contextual? ¿Cómo se identifica si un proyecto arquitectónico es contextual? Estas son algunas de las preguntas en las que baso este ejercicio. Pienso que cuestionar lo que se da por hecho puedo abrir nuevas perspectivas o fortalecer las existentes. Por intuición he creído que tomar en cuenta el contexto es la forma indicada de proceder en el diseño arquitectónico, pero con este ejercicio quiero poner en duda esta idea con la intención de confirmarla o rechazarla.

Asumiendo que las lecturas críticas contextuales pueden ser una buena herramienta para la creatividad y el diseño arquitectónico, propongo el desarrollo de una Máquina de Lectora de Contexto. Una máquina que pueda leer un sitio y proporcionar herramientas para la creación de un objeto coherente e indicado para su entorno.

La máquina será diseñada para realiza una lectura profunda de sitio, ampliando la concepción del contexto, saliéndose de los parámetros establecidos, buscando, así, más posibilidades de diseño. También podrá mostrar la complejidad y contradicción (como dijeron por ahí) de sitios específicos, dando opciones para que la arquitectura actúe. Dejando claro que es necesario abordar cada sitio independientemente. Será una  máquina que por medio del cuestionamiento profundice sitios, ideas, diseño y arquitectura.

Por otra parte la máquina es una crítica a la estandarización, una crítica a las metodologías que abordan  todo de la misma forma: repetición, combinación y transformación. Una crítica a la mecanización de la que todos somos dependientes, de la que la arquitectura ya no puede zafarse. Necesitamos una máquina que lea el contexto por nosotros, que nos ahorre trabajo y nos diga lo que un sitio es, para saber cómo abordarlo. Una máquina a la cual creerle fielmente.

Es una reflexión sobre los procesos de la arquitectura en los que coexisten la mano de obra, el control intelectual y la producción industrial. Propongo un método para la investigación y el diseño arquitectónico que combina cuestionamientos intelectuales y de diseño.

El diseño de la máquina nacerá de los resultados de la investigación sobre el contexto, éstos dictarán la forma, funcionamiento y función final de la misma.

Libeskind en Three Lessons in Architecture construyó tres máquinas:

The Reading Machine, The Memory Machine, The Writing Machine.

Uso este proyecto como referencia por el proceso y la intención, más que por los temas con los que trabaja. Por medio de la construcción de estas máquinas arquitectónicas Libeskind unió la teoría y la práctica. Para lograrlo combinó métodos intelectuales analíticos y críticos, con métodos empíricos de diseño creativo. Cada máquina tiene un proceso de investigación que dialoga con la experiencia de hacer y usar. De esta forma Libeskind practica teoría y teoriza práctica, se vuelve un investigador-diseñador. Las máquinas no verifican la tesis de investigación, sino que la personifican. No son un resultado, sino una parte del proceso. La máquina prueba y personifica ideas.

De cierta forma busco realizar un ejercicio así. Diseñar y construir una máquina que nazca de una investigación crítica y que se vuelva parte del proceso de esta investigación. No es un objeto final, sino uno que servirá para continuar diseñando y reflexionando. Este ejercicio es una forma de practicar teoría con la construcción de una máquina que se basa en cuestionamientos teóricos y los personifica, y de teorizar práctica buscando profundizar el entendimiento de un concepto que usamos todos los días en el diseño arquitectónico.

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